Diciembre, mas que el mes de la navidad fue un mes que, aunque suene repetitivo, tuvo de todo. Como por ejemplo, la piscina, gracias a que contaba con mi traje de baño (no uso sungas) y un buen bloqueador solar, me permitio disfrutar del agua sin complejos, y junto a las constantes visitas que frecuentaban la casa, en especial unas primis de Rodrigo.
Al comenzar, mi futuro se veía incierto, debido a la llegada de la madre de Sandra, que viajaría desde Cuba. Mis padres al enterarse de aquello me sugirieron (dejemoslo asi, ya que la cosa parecía mas una exigencia) dejar la casa. Al hablar con Rodrigo, le plantie el problema, el me conto que ese problema ya lo había visto y me dijo que me quedara tranquilo, y que solo pensara en mi pega (la memoria), para no desconcentrame, debido a que todo los "movimientos de pieza" ya estaban pactados con anterioridad. Por otro lado, en Colbún (mi lugar de trabajo), me dijieron que podía continuar con mi informe de memoria en casa, por lo que podía volver a casa a fin de año. Pero, para evitar viajar en Navidad, volver a Santiago a trabajar tres días (26 al 28), y regresar a mi casa, me soltaron el 21, considerando además que los pasajes en esas fechas valen el doble o más de lo normal. Debido a ello, tuve que hacer un solo viaje (y me costó $10.000). El panorama, gracias a Dios, comenzaba a aclararse.
En los últimos días, debí dormir en otra pieza (por lo ya contado) y soportar más de la cuenta a los niños, que me bombardeaban de preguntas repetidas, muchas de ellas, tontas. Para suerte de ellos, no se me salieron frases del tipo "¿Cuantas veces me has preguntado la misma tontera, niño retamboreado?", pero en tono más vulgar. Mi "nueva pieza" tenia baño privado, asi que me puse contento jejeje...
El último fin de semana me invitaron al estadio, a ver el denominado "Superclasico", donde vivi peripecias increibles, las cuales he descrito com mayor detalle
aquí.
Y llego el momento de las despedidas, primero en la pega, agradeciendo a todos por haberme ayudado en mi trabajo por la oportunidad brindada y por su disposición para atenderme. Al salir, pasé a una panadería de renombre (la Castaño) para comprar pan de pascua para llevar a mi familia. Al dia siguiente, como casi toda la gente tiene que viajar, me despido cariñosamente de todos, especialmente de Sandrita, por su afecto y amor para atenderme y por su buena onda para compartir conmigo durante estos cinco meses en la capital. No pude hacer lo mismo con Rodrigo, debido a que tuvo que laburar y llegaba como a las 6 pm (yo tenia pasaje a las 4 pm), pero lo llame por teléfono manifestando mi agradecimiento por darme hospedaje en su morada, donde el también me agradeció por acompañarlo en la casa y me dejó la puerta abierta para otra aventura santiaguina que pudiese venir en el corto plazo.
Mi viaje de vuelta se me pasó rápido, donde el chofer del bus se dió el lujo de llegar a Conce en tiempo récord de 5 horas y 10 minutos (lo normal son 5:30). Llego a mi casa, contento por la aventura vivida y eternamente agradecido de todos aquellos con los que compartí gratos momentos y me ayudaron tanto en mi memoria como en tener la mejor de las estadías en esa tremenda ciudad llamada Santiago.
A todos ellos, gracias, muchas gracias.