domingo, julio 22, 2012

Reviviendo...

Preparando un eventual regreso a la blogósfera... pensando en hablar acerca de mis viajes por el mundo (mejor dicho por Sudamérica, ya que no he salido de ahí jejeje)...

Pronto...

viernes, febrero 01, 2008

La expedición capitalina. Parte 7 y final: Último mes, nadie se enoja!

Diciembre, mas que el mes de la navidad fue un mes que, aunque suene repetitivo, tuvo de todo. Como por ejemplo, la piscina, gracias a que contaba con mi traje de baño (no uso sungas) y un buen bloqueador solar, me permitio disfrutar del agua sin complejos, y junto a las constantes visitas que frecuentaban la casa, en especial unas primis de Rodrigo.

Al comenzar, mi futuro se veía incierto, debido a la llegada de la madre de Sandra, que viajaría desde Cuba. Mis padres al enterarse de aquello me sugirieron (dejemoslo asi, ya que la cosa parecía mas una exigencia) dejar la casa. Al hablar con Rodrigo, le plantie el problema, el me conto que ese problema ya lo había visto y me dijo que me quedara tranquilo, y que solo pensara en mi pega (la memoria), para no desconcentrame, debido a que todo los "movimientos de pieza" ya estaban pactados con anterioridad. Por otro lado, en Colbún (mi lugar de trabajo), me dijieron que podía continuar con mi informe de memoria en casa, por lo que podía volver a casa a fin de año. Pero, para evitar viajar en Navidad, volver a Santiago a trabajar tres días (26 al 28), y regresar a mi casa, me soltaron el 21, considerando además que los pasajes en esas fechas valen el doble o más de lo normal. Debido a ello, tuve que hacer un solo viaje (y me costó $10.000). El panorama, gracias a Dios, comenzaba a aclararse.

En los últimos días, debí dormir en otra pieza (por lo ya contado) y soportar más de la cuenta a los niños, que me bombardeaban de preguntas repetidas, muchas de ellas, tontas. Para suerte de ellos, no se me salieron frases del tipo "¿Cuantas veces me has preguntado la misma tontera, niño retamboreado?", pero en tono más vulgar. Mi "nueva pieza" tenia baño privado, asi que me puse contento jejeje...

El último fin de semana me invitaron al estadio, a ver el denominado "Superclasico", donde vivi peripecias increibles, las cuales he descrito com mayor detalle aquí.

Y llego el momento de las despedidas, primero en la pega, agradeciendo a todos por haberme ayudado en mi trabajo por la oportunidad brindada y por su disposición para atenderme. Al salir, pasé a una panadería de renombre (la Castaño) para comprar pan de pascua para llevar a mi familia. Al dia siguiente, como casi toda la gente tiene que viajar, me despido cariñosamente de todos, especialmente de Sandrita, por su afecto y amor para atenderme y por su buena onda para compartir conmigo durante estos cinco meses en la capital. No pude hacer lo mismo con Rodrigo, debido a que tuvo que laburar y llegaba como a las 6 pm (yo tenia pasaje a las 4 pm), pero lo llame por teléfono manifestando mi agradecimiento por darme hospedaje en su morada, donde el también me agradeció por acompañarlo en la casa y me dejó la puerta abierta para otra aventura santiaguina que pudiese venir en el corto plazo.

Mi viaje de vuelta se me pasó rápido, donde el chofer del bus se dió el lujo de llegar a Conce en tiempo récord de 5 horas y 10 minutos (lo normal son 5:30). Llego a mi casa, contento por la aventura vivida y eternamente agradecido de todos aquellos con los que compartí gratos momentos y me ayudaron tanto en mi memoria como en tener la mejor de las estadías en esa tremenda ciudad llamada Santiago.

A todos ellos, gracias, muchas gracias.

FIN

miércoles, enero 30, 2008

La expedición capitalina. Parte 6: Noviembre, el tiempo sigue volando.

Penúltimo capítulo de la saga, partimos con el cumpleaños de mi hermano menor, gracias al fin de semana largo pude viajar a celebrarlo, no sin antes haber hecho malabares para días antes para haber llamado a mi viejo dado que al cadete naval (el festejado) finalmente le dieron permiso para viajar a Conce (estaba en duda). El resto del periplo por la zona, nada importante que destacar.

De vuelta en la metrópoli, mi memoria seguía avanzando, claro que esta vez mis jefes debían (y aún deben) ponerse las pilas para poder revisar mis progresos.

16 de noviembre, y soy espectador de una sorpresa de marca mayor. Llega a Santiago como visita, otra Sandra, se trata de la hermana de Rodrigo, junto a dos de sus hijos. Ese día vi a Rodrigo preparar unos globos, donde no me imaginé de qué diablos se trataría. Luego de regalarle un ramo de rosas (no es raro), los hermanos van de la mano hacia el estacionamiento de la casa, donde "Sandra 2" se dirige con los ojos vendados, junto a Rodrigo. El resto del contingente (me incluyo) íbamos a entrar por otro lado. Rodrigo decía que iba a conocer una persona especial, alguien que nunca imaginó. Finalmente llegó la sorpresa: Rodrigo, de profesión doctor, le regaló a su hermana Sandra un auto 0 kilómetro, un Mitsubishi Lancer de color gris. Todos gritamos y saltamos de emoción, hicimos un pequeño carnaval y luego, comenzamos a lanzar tallas relativas al nuevo regalo (me incluyo). Yo luego abracé a la nueva "conductora" y a Rodrigo, destacando su gran corazón y su destacable generosidad hacia su familia.

Es el momento de hablar otra vez de fútbol. Y aunque a much@s no les guste, llegó otra fecha de las eliminatorias. El primer escollo, Uruguay, nos pilla a todos en la casa, la pieza era un estadio enfervorizado cuando llegaron los goles de Chile, lo gritamos con todo. Y a pesar que luego nos empataron, destacamos el hecho de que se logró algo histórico, pero que se pudo haber hecho más. Y luego voy otra vez al Nacional, al partido con Paraguay. Me reencuentro con dos grandes cumpas de la U: Pablo y Matías. Los tres llegamos al estadio cerca de dos horas antes. Luego de comernos ese baile (3-0), nos fuimos antes del estadio y a la salida me encontre con Rodrigo, para marchar a la casa a eso de las 00:30 (estaba madrugando, pensando en despertar a las 7:00).

Por último, destaco el hecho de que probé la piscina de la casa, me gustó mucho, pense que era mas bajita, pero igual se pasó bien, gracias a que la semana antes fui a Conce a buscar mi traje de baño y a cortarme el pelo, ademas de visitar a los míos.

Por ahora, eso es lo de noviembre. Diciembre queda para el último capítulo de esta saga.

martes, enero 29, 2008

La expedición capitalina. Parte 5: Octubre tuvo de todo

Con casaca nueva y recambiando la ropa (de invierno por verano), comienza otro mes en la capital. Como dije, tuvo de todo: Fui más veces al cine, a ver películas como Los Simpsons, El Regreso del Todopoderoso y Radio Corazón, di muchas vueltas por los malls de allá (específicamente el Parque Arauco y el Plaza Vespucio).

Pero por sobre todo, el fútbol me volvió a llamar. Primero, fui al lejano San Carlos de Apoquindo a ver a mi equipo (la UC) contra el súper Audax de Villanueva. Peor que perder 2-1 y la forma de jugar, me quedé sin locomoción para volver a casa, y tuve que echar mano a mi bolsillo ($6.000) para tomar un taxi y llegar a salvo, en medio de la exagerada e innecesaria preocupación de mi madre.

Llega un fin de semana largo y a viajar a mi Conce natal se ha dicho. Claro que no sería un viaje cualquiera, sino que sería en tren. Otra cosa es con guitarra como dicen por ahi. Pero un dolor de cabeza molesto me aguó en parte el viaje, tuve que aguantar el transbordo, comprar unas longas a mi vieja en Chillán y el viaje en bus hasta Conce hasta que llegué a mi casa y mi cabeza pedía a gritos una aspirina. Al dia siguiente el partido con Argentina, como se nos notó la falta de un arquero de categoría. Luego, hice un carrete en mi casa que originalmente quise hacer en septiembre, solo vinieron 4 y no duró casi nada. Fracaso rotundo, creo que nunca más lo intentaré.

Volví a Santiago, otra vez sobre rieles


... y el partido con Perú me esperaba. Para muestra, un pequeño botón:

Gracias a Dios ganamos ese partido, era la primera vez que iba al Nacional, y como iba a Andes tuve que moverme varias veces debido a que las localidades eran numeradas, y debía buscar mi asiento correspondiente. A la salida, caminar mucho hasta que encontramos un taxi que nos llevo a casa.

Eso fue lo más relevante de octubre. Chaolín

lunes, enero 28, 2008

La expedición capitalina. Parte 4: El mes de la patria

El comienzo del noveno mes del 2007 me pilla en mis tierras natales. Ya les conté que viajé a mi zona para ir al carrete de mi carrera, y al día siguiente mis padres me sugirieron que ya reservara mis pasajes para venir el largo fin de semana de Fiestas Patrias. Compro mis pasajes, en total gasto $22.000, el doble de lo normal, por razones ya todos conocidas.

Vuelvo a Santiago, la gran novedad es que en este período Sandra no está, debido que viajó a su país natal (Cuba) a visitar a su familia. Pero nos acompaña la señora Rosa, madre de Rodrigo, y cuya forma de ser me hace recordar mucho a mi abuelita paterna, que sufrió un derrame cerebral en 1999, y que hasta el día de hoy tiene muchas de sus capacidades limitadas. El tiempo pasa rapidísimo, un día antes de salir de minivacaciones el personal de Informática me invita a almorzar a un restaurant top de Las Condes: el "Pura Carne". Al día siguiente, tomar el bolso y a pasar el 18 a mi casa...

Después de un viaje larguísimo (el bus demoró 6:30 hrs) el viernes 14 cerca de las 23:00 llego a mi casa. Por esas cosas del calendario, y gracias a la venia de mi jefe, los días 20 y 21 de septiembre me dejaron quedarme, por lo que tuve 9 días libres para disfrutar junto a mi familia. También quise hacer lo propio con mis amigos, pero ellos arrugaron por diversos motivos. En el intertanto, voy a la U a hablar con mi profesor. Finalmente, con un asado a modo de despedida, el domingo 23 (dia de cumpleaños de una amiga) emprendo el regreso a la capitale.

Al regresar, Sandrita estaba de vuelta en Chilito, llegó justo para tomarse su chicha y comerse su empaná. Luego, días después, Rodrigo me invita al cine, sería la primera vez de muchas.

Eso es todo, y ya viene octubre.

domingo, enero 27, 2008

La expedición capitalina. Parte 3: Agosto, más que un mes de gatos...

Y bien, esta saga debe continuar. Por razones obvias no voy a describir cada día en la capital, sino no se imaginan cuando iré a terminar...

Primer fin de semana, como estaba mi cumpleaños metido al medio, tuve que viajar a Conce para celebrarlo con mi familia, lo malo es que no pude hacerlo con mis amig@s debido a razones de espacio y otros motivos. Sobre los regalos, la clásica ropa, chocolates y un reproductor MP4. Ya de vuelta en Santiago, las cosas seguían su curso, hasta que un día salí del laburo y llovía. Pero no era cualquier lluvia, sino que eran gotas que estaban semicongeladas. En otras palabras, aguanieve.


Un preámbulo de lo que vendría pocas horas más tarde. Llego a la casa, me asomo a la ventana y veo que el pasto del patio estaba totalmente blanco. Por primera vez en mi vida veo nevar, me acordé de todas las oportunidades que tuve, entre ellas un paseo de scouts en el que no quisieron dejarme ir y algunas otras.



Termina la semana y llega mi primer tirón de orejas a nivel de memoria, donde los dardos apuntaban a un trabajo lento. El fin de semana a meditar, avanzar un poco y a conocer a un parcito muy singular: Hernán y Rodrigo, los hijos del doctor, curiosos y preguntones como ninguno, y refanáticos del fútbol, alboadictos ambos, igual que su padre (por lo menos tenia tema de conversa en la casa). Y pese a que yo soy cruzado, nunca tuvimos conflicto alguno en ese aspecto.

Comenzaba otra semana, y a apretar el acelerador se ha dicho (debo reconocer que con presión trabajo mejor). Todo mejoró y llegaba una cuota de tranquilidad. Entremedio, Rodrigo me invita al estadio con sus hijos a ver el partido de Colo-Colo vs. U. de Concepción al estadio Monumental. Por ciertas razones, preferí dejar mi billetera y mi celular en la casa, para alentar silenciosamente al equipo de mi casa de estudios (porque si grito un gol de la UdeC puede que no salga vivo de la "Ruca"). El partido terminó 2-2, y fue muy entretenido y algo dramático.

Todo seguía normal, salvo que a fin de mes llegaba el asado y fiesta de la Semana Informática de mi carrera. Aprovechando el hecho de que los viernes salía a las 13:30, me dí el lujo de viajar a mi casa ese fin de semana, donde prácticamente me bajo del bus (llegué cerca de las 22:00) y llego al toque a mi carrete. Muchos se sorprendieron por mi presencia y solo nos quedó otra que pasarlo bien.

Luego, al dia siguiente ya tuve que reservar mis pasajes para venir a mi casa durante las Fiestas Patrias. Pero esto ya es parte de septiembre, tema de nuestro próximo capítulo.

sábado, enero 26, 2008

La expedición capitalina. Parte 2: Primer día de pega

1 de agosto de 2007

06:30
Sonaba el bip-bip de mi reloj (no el de la famosa tarjeta) y ya era la hora de levantarme, que sólo por esta ocasión sería a tal hora. ¿La razón? El temor por algún atraso debido al archiconocido Transantiago, pese a que no necesitaba tomar micro, pero sí el Metro, y como me había enterado por las noticias del megacolapso del tren subterráneo, decidí tomar mis precauciones. Tomo mi desayuno y parto a mi trabajo.

07:30
Llego a la estación Francisco Bilbao (L4) y espero el tren, este llega en pocos segundos y lleno, gracias a Dios bajo su resto de gente y logré meterme en su interior sin mayores problemas. Llegamos a Tobalaba, donde debo combinar con la L1 hacia Escuela Militar. Si bien estaba repleto de gente los accesos de la combinación, el desplazamiento era expedito. Tomo el segundo tren y este no va tan repleto como el primero, llegamos a destino y luego tuve que caminar dos cuadras hasta que veo un imponente edificio enclavado en plena avenida Apoquindo. Luego tuve que subir al piso 11, donde se encuentran las dependencias de Colbún, el que sería mi lugar de trabajo hasta diciembre. ¿La hora? Apenas las 8:00, es decir, al día siguiente podía darme el lujo de dormir 30 minutos extra. Esperé hasta la hora señalada.

08:30
Una vez adentro, como no conocía a nadie ni tampoco sabía cual sería mi oficina de trabajo, saludé a todo el mundo y pregunte por el personal del área informática. Una vez que llegaron y se presentaron, me invitaron a una pequeña reunión para contarme más acerca de la temática de mi memoria y otras cosillas. Por mi parte, les conté que debía entregar en pocos días un documento de propuesta a la U, donde mi "jefe" y otro ingeniero me ayudaron en esta tarea. También me mostraron la cafetería, donde podía prepararme un cafecito o comer unas galletitas a toda hora, me asignaron un computador y me configuraron correo, cuenta de usuario y otras delikatessen. Por último, como ese día fui con vestón y corbata, me dijieron que no era necesario venir con tenida formal todos los días, un pequeño respiro dado que el frio... te lo encargo. Mientras tanto, les regalo una vista panoramica desde mi oficina

13:00
Hora de almuerzo, salgo con mi "delegación" a almorzar. Todo muy caro, el almuerzo más barato costaba $2.100, pero como me estaba ahorrando la pensión...

18:30
A la casa se ha dicho. Comienzan los problemas: En Escuela Militar hay congestión de público, debí esperar entre 5 y 10 minutos antes de tomar el tren (pense que serían más). Llegué a Tobalaba y otro taco me esperaba... 5 minutos más de espera, tomo el tren, llego a Bilbao y luego a la casa. Los perros, como siempre, tocándome a más no poder. Llega también Rodrigo

21:00
Hora de la cena: pedimos comida china a un restaurant que queda a 1 cuadra de la casa, me quedé sorprendido porque era la primera vez que comía este tipo de cosas.

22:30
A la cama porque más jornadas me esperan. Ya vendrá la tercera parte.